El cáncer de vejiga se posiciona entre las neoplasias con mayor incidencia a nivel global. En España, se sitúa como el octavo tumor más mortal, y en Canarias, en 2020, ocupó el octavo puesto entre los diez cánceres que más defunciones causaron. Esta realidad impulsó la celebración del encuentro de expertos «Diseño y Mejora del Proceso Asistencial del Paciente con Cáncer de Vejiga Localmente Avanzado o Metastásico», que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Canaria, con el objetivo de optimizar la atención a estos pacientes en el ámbito del sistema sanitario canario.
El evento estuvo moderado por Paloma Tamayo Prada, directora de operaciones de New Medical Economics, y reunió a un equipo multidisciplinar de expertos del sector sanitario de Canarias: Mariola de la Vega Prieto, responsable de Programas Oncológicos de la Dirección General de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud (SCS); Ignacio López Puech, jefe de Servicio del Uso Racional del Medicamento y Control de la Prestación del SCS; Ana Teresa López Navarro, coordinadora del Programa de Ayuda al Fumador de Canarias (PAFCAN); Alfonso Gómez de Liaño, oncólogo del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil; Carlos García Álvarez, especialista en urología del Hospital Universitario de Canarias; Enrique Narciso Hernández Mendoza, director de Enfermería del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín; María del Mar Trujillo, coordinadora del Grupo de Gestión de Conocimiento del Servicio de Evaluación y Planificación del SCS (SESCS); Ángela Guayarmina Luján García, jefa de Servicio de Humanización de la Dirección General del Paciente y Cronicidad del SCS; y Yolanda Fernández de Dios, presidenta de la Federación de Asociaciones de Personas Ostomizadas de España (FAPOE).
Estado actual del cáncer de vejiga en Canarias
El encuentro comenzó con un análisis sobre la situación actual del cáncer de vejiga en Canarias. Mariola de la Vega subrayó la importancia del diagnóstico temprano, enfatizando que «el médico de atención primaria debe ser el primero en detectar las señales de alarma y actuar de manera oportuna». En este sentido, los expertos coincidieron en que la detección precoz es fundamental para evitar que el paciente llegue al especialista con un tumor localmente avanzado o metastásico, una situación que dificulta el tratamiento y empeora el pronóstico.
Enrique Narciso Hernández Mendoza destacó la necesidad de mejorar la formación de los profesionales de atención primaria para identificar los síntomas a tiempo y derivar rápidamente al paciente a la atención especializada. «Si el paciente llega con un tumor avanzado, significa que algo ha fallado en el sistema», afirmó, haciendo hincapié en la urgencia de agilizar los circuitos de derivación.
Por su parte, Ignacio López Puech también subrayó la importancia de mejorar la formación en el uso racional del medicamento en el contexto del cáncer de vejiga. «El tratamiento debe ser lo más eficiente posible, tanto en términos de eficacia como de seguridad para el paciente. Es fundamental optimizar el uso de los recursos farmacológicos, garantizando que cada paciente reciba el tratamiento adecuado según su situación clínica específica», afirmó López Puech. Añadió además que «la coordinación con los equipos de oncología y farmacia hospitalaria es clave para evitar sobretratamientos o terapias inadecuadas que puedan comprometer la calidad de vida del paciente».
Diferencias entre hombres y mujeres en el cáncer de vejiga
Uno de los temas centrales del debate fue la disparidad en la incidencia y tratamiento del cáncer de vejiga entre hombres y mujeres. Carlos García Álvarez explicó que «el cáncer de vejiga es significativamente más frecuente en hombres que en mujeres, con una relación de tres a uno». Sin embargo, cuando la enfermedad se presenta en mujeres, suele diagnosticarse en etapas más avanzadas. «Esto se debe, en parte, a una menor sospecha clínica y a la interpretación errónea de los síntomas, que en las mujeres se suelen asociar a infecciones urinarias recurrentes», comentó García Álvarez.
Alfonso Gómez de Liaño añadió que «existen diferencias sustanciales en la biología del tumor entre hombres y mujeres, lo que afecta tanto a la evolución como al tratamiento de la enfermedad». En el caso de las mujeres, los síntomas como la hematuria, a menudo se confunden con problemas ginecológicos o urológicos, lo cual retrasa el diagnóstico. Además, subrayó que las mujeres presentan peores resultados en términos de supervivencia, en parte debido al diagnóstico tardío. «Es esencial educar tanto a los profesionales de la salud como a la población general para mejorar la detección temprana en mujeres», subrayó.
Por su parte, Yolanda Fernández, en representación de los pacientes, señaló la importancia de una mayor concienciación específica para las mujeres. «Las mujeres no suelen asociar síntomas como la hematuria o el dolor con el cáncer de vejiga, y es fundamental que estas señales no se subestimen», expresó. También destacó que las campañas de concienciación suelen estar más orientadas a los hombres, lo que deja un vacío en la educación de las mujeres sobre los riesgos de este tipo de cáncer.
Concienciación y prevención
Yolanda Fernández incidió en la necesidad de ampliar las campañas de concienciación sobre el cáncer de vejiga y su relación con el consumo de tabaco. «El cáncer de vejiga es el gran desconocido. La mayoría de la población ignora que el tabaco es uno de los principales factores de riesgo», señaló, subrayando la importancia de que la sociedad conozca los síntomas y los factores que inciden en la aparición de esta enfermedad.
Ana Teresa López Navarro detalló el impacto del Programa de Ayuda al Fumador de Canarias (PAFCAN) en la reducción del consumo de tabaco y, por ende, en la disminución del riesgo de desarrollar cáncer de vejiga. «Desde 2020, más de 35.000 pacientes han recibido tratamiento para dejar de fumar, lo cual es un avance importante en la prevención de esta patología», afirmó.
Carlos García Álvarez resaltó la falta de herramientas diagnósticas rápidas y efectivas en los centros de atención primaria que permitan diferenciar precozmente el cáncer de vejiga de otras patologías menos graves, como las infecciones urinarias. «Es crucial que ante síntomas como la hematuria, los médicos de atención primaria tengan acceso a pruebas como la citología de orina», indicó, ya que este tipo de exámenes podrían acelerar significativamente el proceso diagnóstico.
Coordinación asistencial
Otro de los aspectos abordados fue la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales. Alfonso Gómez de Liaño puso de relieve que la falta de coordinación puede provocar retrasos considerables en el acceso al tratamiento. «Desde el momento en que se sospecha de un tumor de vejiga hasta la intervención quirúrgica, puede transcurrir demasiado tiempo. Es necesario que los diferentes servicios trabajen de manera coordinada para reducir estos tiempos de espera».
Carlos García Álvarez añadió que «los circuitos asistenciales deben ser claros y eficientes para evitar que los pacientes se pierdan en el sistema. Necesitamos circuitos de diagnóstico rápido que aseguren una atención continua y sin interrupciones».
Enrique Narciso Hernández también destacó la importancia de los equipos multidisciplinares: «Para mejorar el proceso asistencial, es necesario que exista una colaboración estrecha entre atención primaria, urología, oncología y enfermería. La creación de equipos multidisciplinares que trabajen de forma integrada podría reducir significativamente los tiempos de espera y mejorar los resultados clínicos», señaló el experto.
María del Mar Trujillo señaló la relevancia de gestionar el conocimiento y compartir experiencias exitosas entre los distintos servicios de salud. «Es fundamental que se evalúen las diferentes estrategias utilizadas en el manejo del cáncer de vejiga para identificar las más efectivas y avanzar hacia una estandarización de la práctica clínica siempre que sea posible. De este modo, se puede minimizar la variabilidad injustificada, garantizando tanto la equidad como la eficacia en las intervenciones», indicó Trujillo. Añadió además que «el acceso a la evidencia científica más actual y su correcta aplicación son claves para garantizar una atención de calidad, siempre adaptada a las circunstancias específicas de cada paciente».
Humanización del proceso asistencial
El aspecto de la humanización del proceso asistencial también fue otro de los puntos relevantes durante el encuentro. Ángela Guayarmina Luján García, jefa de Servicio de Humanización del SCS, abogó por la inclusión del paciente en la toma de decisiones, destacando que «es fundamental que el paciente sea parte activa de su tratamiento, que se le escuche y que tenga acceso a información clara y concisa».
Yolanda Fernández enfatizó el impacto que tiene la ostomía en la vida de los pacientes con cáncer de vejiga avanzado. «Los pacientes necesitan apoyo psicológico y social durante el proceso de adaptación a la ostomía. Las asociaciones de pacientes desempeñan un papel crucial en este sentido, ayudando a los pacientes a enfrentar el proceso con mayor confianza». En este contexto, se subrayó la importancia de contar con psicooncólogos y enfermeras especializadas que puedan acompañar al paciente en todo el proceso.
Enrique Narciso Hernández señaló que «la humanización no consiste solo en proporcionar atención médica, sino en asegurarse de que el paciente se sienta acompañado durante todo el proceso. El apoyo psicológico debe ser una parte integral del tratamiento, especialmente en casos complejos como el cáncer de vejiga, donde las intervenciones pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida».
Recomendaciones para mejorar el proceso asistencial
El encuentro concluyó con una serie de recomendaciones por parte de los expertos para mejorar el proceso asistencial del paciente con cáncer de vejiga en Canarias. Entre ellas, se destacó la necesidad de establecer circuitos asistenciales rápidos y eficientes desde la atención primaria hasta los servicios especializados, así como la importancia de fortalecer la educación y la concienciación sobre la enfermedad, tanto entre los profesionales sanitarios como entre la población general.
Mariola de la Vega comentó que la existencia de equipos multidisciplinares en los hospitales, que incluyen urólogos, oncólogos, enfermeras especializadas y psicólogos, asegura una atención integral y personalizada.
Alfonso Gómez de Liaño añadió que «es fundamental que los pacientes tengan acceso a la información y recursos necesarios para participar activamente en su tratamiento, lo cual se traduce en una mejora de la calidad de vida y en los resultados clínicos».
Carlos García Álvarez sugirió que se implementen protocolos específicos para el manejo del cáncer de vejiga en mujeres, destacando la necesidad de una mayor sensibilización entre los profesionales sanitarios. «Debemos ser conscientes de que el cáncer de vejiga en mujeres tiene características particulares y requiere un enfoque adaptado para mejorar los resultados», afirmó.
«El cáncer de vejiga debe dejar de ser un desconocido para la sociedad», concluyó Yolanda Fernández, subrayando la necesidad de aunar esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Asimismo, se destacó la importancia de integrar la tecnología para optimizar los procesos, como el uso de la historia clínica electrónica compartida entre los diferentes niveles asistenciales, lo cual permitiría una mejor comunicación y seguimiento de los pacientes.
En definitiva, el encuentro de expertos dejó claro que el camino hacia la mejora del proceso asistencial del cáncer de vejiga pasa por la detección temprana, la coordinación eficiente entre los niveles asistenciales, la humanización de la atención y la participación activa del paciente en su tratamiento.