“Me gustaría que el farmacéutico se convirtiese en un elemento imprescindible”
Tras haber sido elegida presidenta de la SEFH, Cecilia Martínez ha hablado con New Medical Economics para explicar cuáles son sus próximos proyectos y planes de futuro en beneficio de una profesión “garante del buen uso de los medicamentos”.
¿Cómo se siente tras haber sido elegida nueva presidenta de la SEFH?
Me siento con mucha responsabilidad, pero, por otro lado, siento mucho respaldo por parte de los socios tras el proceso a través del cual se llega hasta aquí. Después de haber estado cuatro años trabajando en la anterior Junta Directiva, es un paso adelante en responsabilidad y con muchas ganas e ilusionada por el nuevo periodo que comienza.
¿Cuáles serán sus líneas estratégicas a seguir?
El proyecto que presentamos para esta próxima legislatura se basa en el desarrollo de tres ejes estratégicos: uno sobre pacientes, otro sobre personas y otro sobre profesión. En ellos pretendemos dar respuesta a algunos objetivos estratégicos. En el caso de los del eje de pacientes, sin duda, crear espacios para dar voz a los pacientes y realmente conocer sus necesidades. En el eje de personas, buscar la manera de trabajar para proyectos de mejora, para los propios profesionales, pero no desde el punto de vista de la profesión que desarrollan, sino desde el punto de vista de las personas, buscar la manera de extraer y sacar el máximo partido a sus capacidades y si es posible, contribuir en la medida en la que una sociedad profesional pueda hacerlo al bienestar de ellos como trabajadores. Y en el caso del eje de la profesión, realmente es el eje que acumula un mayor número de objetivos estratégicos, que tienen que ver con el crecimiento, con la participación de los más jóvenes, con cómo las personas con mayor perspectiva y trayectoria debemos realmente conseguir que transfieran todos sus conocimientos y toda esa experiencia y esa perspectiva a las nuevas generaciones.
¿Y sus proyectos más inminentes?
Los proyectos más inminentes tienen más que ver con dar continuidad a los proyectos que ya se iniciaron en la época previa. Lo hemos comentado en múltiples ocasiones, realmente esto no es un romper con lo anterior, sino es continuar, porque esos proyectos se generaron con los mismos principios que estos y lo más inminente es dar salida a la parte final de muchos de esos proyectos, como puede ser la actualización de la FHarmateca.
Con respecto a los proyectos nuevos, la ilusión es poder empezar con cada uno de ellos, buscar la generación de los primeros encuentros con pacientes, desarrollar y empezar ya con alguno de los proyectos relacionados, por ejemplo, con el desarrollo de habilidades blandas en la parte de personas y la incorporación de los más jóvenes en la parte profesional, sin duda tienen que ser los retos que den comienzo ya en 2023.
¿Cómo va a compaginar su labor como farmacéutica en el Hospital Gregorio Marañón con la presidencia de la SEFH?
Creo que la compatibilización es posible por la colaboración de las dos entidades. Sin duda, el Gregorio Marañón es un hospital altamente especializado y muy exigente. Y en ese sentido, cuento con unos compañeros que me van a ayudar a poder hacerlo compatible y que el día que yo no acuda al hospital porque tenga otro compromiso de representación de la sociedad, puedan darle continuidad al día siguiente, cuando sí que pueda estar allí en el centro y seguir llevando a cabo mis tareas con total normalidad, integrada en las comisiones clínicas de las que formo parte y siguiendo adelante con los objetivos del día a día.
El Marañón realmente tiene una trayectoria de certificaciones de normas de calidad, tanto la ISO como la EFQM. Incluso el Hospital Materno Infantil, que es el área en la que desarrollo mis actividades, el año pasado tuvo una acreditación Joint Commission, es el primer hospital público de este tamaño que recibió una acreditación de ese nivel, de esa calidad y de esa exigencia. Y sin duda, es un reto seguir colaborando y seguir adelante con esos proyectos.
La presencia del farmacéutico en los equipos clínicos está volviéndose habitual en sitios como urgencias o la UCI, pero ¿cuál es el gran reto pendiente en este aspecto?
Son varios los retos. Los retos es que esa presencia del farmacéutico en esas unidades clínicas como las UCIs o las urgencias sea lo normal. Es decir, que, en todos los hospitales, en todos los centros, exista esa figura, que se pueda extraer suficiente evidencia que realmente muestre a los equipos directivos la necesidad de incorporar al farmacéutico en esas unidades. Otro de los retos sería seguir ampliando a otras zonas la presencia de ese farmacéutico, más allá en el tiempo tenemos los farmacéuticos oncológicos que está más que asentada su figura y su papel. Efectivamente, las urgencias, las UCIs, la pediatría, hay áreas en las que realmente la figura del farmacéutico clínico está muy asentada, pero hay áreas en las que hay que seguir creciendo, hay que seguir avanzando, como puede ser el farmacéutico en las áreas quirúrgicas, en toda la gestión de los medicamentos de alto riesgo y de emergencia que en ellas se gestionan.
¿En qué momento cree que se encuentra la SEFH?
La SEFH es una sociedad madura, que, sin embargo, se encuentra muy, muy viva. Tiene 30 grupos de trabajo que son el tejido productivo y que tienen una inercia de trabajo que no tiene tanto que ver con quién se encuentre al frente, en la Junta Directiva, sino que llevan un trabajo de fondo y que le da muchísima solvencia al trabajo que lleva a cabo la propia sociedad.
El gasto farmacéutico hospitalario ha ido aumentando año tras año, y la llegada de nuevos fármacos de alto coste no parece que vaya a cambiar esa situación. ¿Hace falta transformar el sistema para contener el gasto o más bien un cambio de mentalidad?
Quizás ni lo uno ni lo otro. Es verdad que los retos de la incorporación de esa innovación que está saliendo al mercado y que tiene que ver, por ejemplo, con la salida al mercado de las CAR-T en los últimos años, o de los fármacos en la lucha contra la hepatitis C, de alguna manera dejaron al sistema con un impacto económico tremendo. Hay que buscar la fórmula para que se siga haciendo un uso racional de las herramientas terapéuticas que tenemos a disposición en el mercado farmacéutico. Sin duda, el reto está en encontrar la manera de compatibilizar esa financiación pública con esa innovación, con esa incorporación de lo que realmente es innovador.
¿Cómo le gustaría ver al farmacéutico de hospital en el SNS dentro de cuatro años?
Me gustaría pensar que el farmacéutico se va a convertir, como en parte ya lo es en muchos centros y en muchas áreas, en un elemento imprescindible, que ningún equipo clínico va a querer seguir funcionando sin tener uno incorporado. Es un profesional con una formación sólida y que, en ese sentido, es garante del buen uso de los medicamentos el contar con un farmacéutico dentro del equipo.