El sector de la tecnología sanitaria en España desarrolla un papel clave para garantizar la calidad de la atención sanitaria y para acometer los retos actuales y futuros del Sistema Nacional de Salud (SNS). En este contexto, destaca la importancia del tejido empresarial de capital español por su aportación en términos de riqueza y sanitarios, ya que contribuye a reducir la dependencia de nuestro país respecto al extranjero en lo que se refiere al abastecimiento de productos sanitarios esenciales.
La tecnología sanitaria española ha sido clave durante la pandemia provocada por el COVID-19. Ha demostrado ser sector clave y de innovación para la resolución de los principales retos sanitarios. Sin embargo, es necesario impulsar su internacionalización y hacer que los productos sanitarios de fabricación española se conviertan en referencia dentro y fuera de nuestras fronteras.
El sector debe dar respuesta a las principales necesidades y tendencias de los sistemas de salud y del bienestar de la sociedad. Las innovaciones tecnológicas, las transformaciones demográficas y sociales, los factores ambientales y los condicionantes económicos, entre otros, le imprimen una enorme complejidad a sus actividades de I+D y de negocio. Los retos, por tanto, vienen derivados de esta complejidad.
Por otro lado, en la etapa post-covid se han detectado limitaciones del sistema de las que no se tenía constancia en 2019: la fragilidad de las cadenas de suministro y de valor, la dependencia tecnológica de otras regiones globales o la necesidad de agilizar respuestas y decisiones, todo bajo el concepto resiliencia, lo que ha marcado mucho la estrategia de este sector desde 2020.
Situación de la tecnología sanitaria en España
Según el informe de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) de 2022, el sector de la tecnología sanitaria es de los pocos que aumentaron su crecimiento en cuanto a producción. En concreto, las biotech lo hicieron en un 7,8%. Es un sector que durante y después de la pandemia siguió creciendo y captando financiación. Según esta misma entidad, las biotech se mantuvieron entre las primeras posiciones de inversión en I+D tras la pandemia. En comparativa internacional, en España se encuentran algunos de los principales hubs de ciencias de la salud europeos. Según el Investment Monitor de 2022, las principales ciudades para las ciencias de la vida en la UE son Eindhoven, Estocolmo, Amsterdam, Londres, París, Dublín, Düsseldorf, Munich, Berlín y Barcelona, lugares en los que se han establecido fuertes colaboraciones entre universidades e industria y que atraen a los fundadores de startups y las inversiones.
España es el sexto país del mundo con más potencial, con un notable ascenso en el ranking de potencial de crecimiento de las principales economías farmacéuticas para el año 2024 según la macroencuesta que el Convention on Pharmaceutical Ingredients (CPHI) ha realizado a miles de directivos de la industria farmacéutica. Con una puntuación histórica de 6,6 (un aumento del 17,8% respecto al año anterior), España ocupa en la actualidad la sexta posición a nivel mundial y la tercera europea. Barcelona ha sido identificada como la segunda ciudad europea más atractiva para la inversión en el sector. Como muestran los datos de Fenin, el sector de tecnología sanitaria y equipamiento médico es otro de los sectores clave en el ámbito sanitario: en el año 2021, alcanzó una cifra de facturación de 9.500 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 7,5% respecto a 2020. Asimismo, el número de empleos directos generados por este Sector ascendió a 29.000, lo que supone un aumento del 2,5%.
Sin embargo, “existe espacio para la mejora: es preciso aumentar los recursos para fabricación de productos, en especial dirigidos a hacer frente a la evolución de la industria sanitaria hacia las terapias avanzadas. En el capítulo de las inversiones, se deben crear oportunidades para la inversión local e internacional, como las exenciones fiscales o programas de inversión. Más iniciativas público-privadas que apalanquen inversiones. También es preciso capacitar más talento para el sector, atendiendo a las nuevas tendencias en digitalización y sostenibilidad. Y aunque hay más mujeres directivas en este sector que en otros, sigue estando desequilibrada la proporción entre hombres y mujeres en las posiciones de mayor liderazgo”, ha manifestado Montserrat Daban Marín, directora científica y de relaciones internacionales de Biocat.
Desde la perspectiva de la industria de la tecnología sanitaria y equipamiento médico, Oscar M. Jordán director gerente de Hersill, empresa fundada en 1973 que se dedica al diseño, fabricación y comercialización de productos y equipamientos médicos de las áreas de anestesia, ventilación, oxigenoterapia, aspiración y emergencias, opina que si bien este sector, entendido como ‘Marca España’, es reconocido fuera de nuestras fronteras, se produce un desequilibrio en el sentido de que dentro del país falta un reconocimiento de la contribución de esta industria.
Para Nila Castelló, directora de operaciones de BioHope, es posible crear un entorno favorable que facilite el crecimiento de la industria sanitaria en España mediante la implementación de una serie de medidas estratégicas como la incentivación fiscal, la colaboración público-privada para impulsar proyectos de investigación aplicada y desarrollo de tecnología médica y fomentar la adopción de soluciones innovadoras en el sistema de salud público nacional, para mejorar la eficiencia de los servicios médicos.
“En lo que respecta a regulación, es vital que los procesos de aprobación y registro de productos y dispositivos médicos se agilicen, para reducir plazos y costes. Nos encontramos en un campo altamente regulado. Sin embargo, la regulación no debe convertirse en una barrera comercial como está pasando actualmente. Estas medidas pueden ayudar a crear un ambiente propicio para el crecimiento de la industria sanitaria en España, fomentando la innovación, la inversión y la competitividad en el sector”, ha señalado Castelló.
Para la directora científica y de relaciones internacionales de Biocat, el impacto que esta industria tiene en la economía y la salud de las personas obliga a un crecimiento continuo: “no se trata sólo de crecimiento sino de impacto social, sostenibilidad y talento; aspectos que conducen a un crecimiento diferente al status quo”.
Principales retos del sector
“En el ámbito tecnológico, la transformación digital es uno de los grandes retos. El uso de datos de salud, los estándares, la interoperabilidad, la privacidad o las capacidades de profesionales y usuarios serán algunos de los retos a tratar”, explica Montserrat Daban Marín. La adopción de tecnologías es un proceso de diversos pasos que actualmente encuentra múltiples barreras: regulatorias, de financiación, de modelos de compra, de innovación, etc.
En el ámbito demográfico y social, se encuentran retos derivados del envejecimiento de la población, transformaciones sociales, nuevas maneras de vivir la salud, estilos de vida, prevención… “La medicina evoluciona hacia conceptos 5P, con la prevención, la participación del paciente, la predicción, la personalización y los aspectos poblacionales o de salud pública. A nivel de enfermedades, la resistencia antimicrobiana, la cronificación de determinadas condiciones, la salud mental, las enfermedades infecciosas, etc., incluyen retos propios que requieren enfoques y nuevas terapias que a su vez plantean retos regulatorios y de acceso a mercado. Es un mercado altamente regulado que necesita tiempo, inversión, colaboración y talento en enormes cantidades; y Europa debe encontrar recursos para todo ello sin perder el tren respecto a otras regiones”, ha añadido Daban Marín.
Inversión privada en I+D+i en España
En el sector de la tecnología sanitaria española se necesita inversión, y no sólo privada. Los procesos son costosos y en las fases clínicas y etapas finales de desarrollo de los productos y servicios, la inversión necesaria es de enormes dimensiones. Se necesita inversión para las primeras etapas también, para lanzar nuevas tecnologías y escalar las startups. En el informe elaborado por Asebio se detalla que el 64% de la inversión en I+D de las biotech se financia mediante fondos propios y solamente el 10% proviene de ayudas públicas.
Según datos de Fenin, se alcanzó un nuevo récord de inversión en I+D en 2021 con 1.267 millones de euros, un 9% superior a la del año 2020. En lo relativo a fondos públicos, la salud es una de las grandes líneas dentro de los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica del PERTE (Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia). Bajo el título “salud de vanguardia”, España se plantea desarrollar procedimientos innovadores para mejorar la prevención, diagnóstico, tratamiento o rehabilitación de los pacientes de forma personalizada. La transformación del sector de la salud para hacer frente con tecnología a los actuales y futuros retos sanitarios se dotaría con una inversión del sector público y privado de 1.469 millones de euros para el periodo 2021 y 2023, según datos ministeriales.
En palabras de Nila Castelló, directora de operaciones de BioHope, “la inversión privada en I+D+i es fundamental para el crecimiento económico y la competitividad de España. La inversión privada en I+D+i puede impulsar la innovación, la creación de empleo y el desarrollo de nuevos productos y servicios, lo que a su vez puede contribuir al crecimiento sostenible a largo plazo de la economía. También puede provenir de empresas de diversos sectores, incluyendo la biotecnología y las tecnologías sanitarias, entre otros”.
Aumentar la inversión privada en I+D+i supondría fortalecer la capacidad de investigación y desarrollo, lo que a la vez, permitiría competir en mercados globales y mantener a la tecnología sanitaria española a la vanguardia de la innovación.
“Para fomentar una mayor inversión privada en I+D+i, es importante crear un entorno empresarial favorable que incluya incentivos fiscales, acceso a financiamiento adecuado y una regulación que facilite la inversión en innovación. Además, es esencial fomentar la colaboración entre el sector público y privado, las universidades y los centros de investigación para impulsar la transferencia de conocimientos y tecnología. En resumen, una mayor inversión privada en I+D+i puede ser un factor clave para el crecimiento económico y la competitividad de España en la economía global”, ha argumentado la directora de operaciones de BioHope.
Óscar M. Jordán, gerente de Hersill, ha destacado la importancia de que los desarrollos tecnológicos se realicen en España: “los decisores no valoran la importancia de que los desarrollos tecnológicos se lleven a cabo aquí porque no tienen el conocimiento suficiente sobre la existencia de la tecnología española y la necesidad de que crezca. Al país le interesa que se produzca aquí, y es lo que nosotros estamos intentando hacer. Un aspecto importante para lograrlo es la colaboración entre el hospital, la universidad y la industria. Hay que unir esfuerzos para conseguir la industrialización de los proyectos, para que acaben siendo útiles para los pacientes y para que esto suceda tiene que generar negocio y ser rentable”.
Colaboración entre hospitales e industria tecnológica
Para garantizar la llegada de tratamientos disruptivos y prometedores a los pacientes, en especial ante el reto que representan las terapias avanzadas, la colaboración entre la industria, hospitales y administración es clave. Como destaca Fenin, La colaboración público-privada es clave para crear polos tecnológicos competitivos, generar y retener talento, e incorporar innovación.
“A nivel en concreto de los hospitales, España tiene una altísima colaboración entre hospitales e industria. Según el Informe de la BioRegió de 2022, publicado por el Biocat en colaboración con los principales agentes de innovación en Cataluña, España ocupa la segunda posición en la UE en la realización de ensayos clínicos”, ha expuesto Daban Marín. Cabe destacar que en Cataluña se realizan el 75% de éstos, principalmente en oncología y cardiovascular, con las principales multinacionales farmacéuticas globales trabajando con los hospitales, tanto en general en España como en concreto en Cataluña.
Óscar M. Jordán, Gerente de Hersill ha destacado la importancia de la colaboración, ya que “contamos con un sistema sanitario, tanto público como privado, de gran calidad y con unas capacidades tremendas, así como con un buen sistema universitario y una industria que, aunque está infra desarrollada, tiene ganas y recursos”.
Desigualdad entre Comunidades Autónomas
En España, como sistema de salud descentralizado, existen dos actores principales: el Ministerio de Sanidad y los Departamentos de Sanidad de las 17 Comunidades Autónomas (CCAA), en consonancia con la organización territorial del estado. Por supuesto esto conlleva a una multiplicidad de proveedores de servicios de salud, pero prevalece el principio de equidad, con incorporación de acciones sobre condicionantes sociales y políticos, planes y programas que promuevan la disminución de las desigualdades sociales en salud y en el uso de tecnologías sanitarias (diagnóstico, tratamientos…).
Según datos del Ministerio de Sanidad (2022), Cataluña es la comunidad autónoma de España con más hospitales (206), seguida de Andalucía (127) y la Comunidad de Madrid (90), con lo que ello representa respecto al acceso a las tecnologías sanitarias. Otro aspecto a destacar es el nivel de compra pública de innovación sanitaria. Existe también aquí una desigualdad entre comunidades, que refleja Fenin (Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria) en un estudio de 2021, analizando el valor de las licitaciones de Compra Pública de Innovación de las CCAA en función de la clase de fondos, con diferencias relevantes entre comunidades.
“Los condicionantes de las desigualdades que se puedan hallar son demográficos, de nivel educativo y de nivel económico, y no son sólo entre comunidades, sino en general entre toda la población. Se dedica un gran esfuerzo a reducirlas, desde las instituciones y la industria. Por ejemplo, la industria de tecnologías sanitarias tiene un papel clave en la coordinación del desarrollo de estas tecnologías, como destaca Fenin, federación intersectorial española que agrupa empresas y asociaciones de fabricantes, importadoras y distribuidoras de tecnologías y productos sanitarios. Por otro lado, las agencias de evaluación de tecnologías sanitarias, constituidas en la Red Española de Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (RedETS), destacan en su plan estratégico 2025 su papel y actuaciones para contribuir a las prioridades del SNS y las necesidades de la población en general”, expone Daban Marín.
Para el gerente de Hersill, existe poca industria Medtech en España y está muy localizada en Madrid y Barcelona, aunque con presencia también en otros territorios como País Vasco, Andalucía, Comunidad Valenciana o Galicia. Añadiendo que la capacidad innovadora de esta industria se encuentra al nivel de los países más avanzados, aunque si la comparación es por volumen o potencial hay países mucho más aventajados como Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón o China.
El paciente: partícipe en su proceso de salud
Hacer partícipe a la población general de la importancia de contar con una industria propia sólida de tecnología sanitaria es uno de los factores que más se debería potenciar. La directora científica de Biocat destacó el valor de que el paciente participe en su proceso de salud, de modo que debería estar presente en la toma de decisiones sobre la cartera de servicios o las validaciones de tecnología sanitaria.
La ciudadanía debería tener además la perspectiva de las ventajas que supone tener en el mismo territorio toda la cadena de valor y ser competitivos. Según Montserrat Daban Marín, en el modelo de la medicina 5P (preventiva, predictiva, personalizada, participativa y poblacional) es preciso prevenir, mejorar la calidad de vida, adaptarse al individuo, predecir la evolución de la enfermedad y poner al paciente en el centro. “Es imperativo que el paciente esté involucrado en la toma de decisiones y, de manera muy importante, aportando la perspectiva de la diversidad. A la ausencia del paciente se suman los sesgos de género y de condiciones”, afirma Daban Marín.