En este año 2023 se cumplen 25 años desde la fundación de ASEDEF. Desde aquel año 1998 hasta hoy el paisaje farmacéutico y sanitario en general ha cambiado mucho, en necesidades, exigencias y prestaciones, y no es que los ciudadanos nos hayamos hecho más sabios y seamos capaces de discernir las necesidades de los nuevos tiempos, es que la población en general ha envejecido sin que haya un relevo poblacional que cubra con sus impuestos las necesidades de los mayores y de los pacientes en general.

La salud y calidad de vida de los pacientes dependen, a mi entender, de dos factores fundamentales, por un lado, el avance de la medicina y la tecnología que permite diagnósticos precoces y preventivos y, por otro lado, la farmacología que avanza a pasos agigantados investigando y creando nuevos fármacos.

Basta mirar una fotografía social de hace 25 años y observaremos, comparándola con una actual los significativos cambios en la sociedad: forma de vestir, de peinarse, de los vehículos, de música, etc., es decir, la sociedad ha evolucionado hacia nuevos derroteros y eso mismo sucede con la medicina y la farmacología que además deben ir por delante de las inquietudes de la sociedad en materia de salud.

Hemos padecido la crónica negra de la pandemia del COVID y con ella se ha demostrado la capacidad de reacción de la investigación en medicamentos para afrontar una crisis desconocida, y hemos constatado la reacción que se produjo, no solo para rebajar la mortalidad, sino para hacer entrar a la población mundial en una estabilidad tan necesaria y deseada, aunque aún asistamos a los coletazos de dicha crisis.

La industria farmacéutica investiga sin cesar en el descubrimiento de nuevas moléculas y con ello, la creación de medicamentos innovadores y de primera generación; queda por ver si en algún momento se pudiera producir el acceso universal a tan costosos tratamientos en una coyuntura en la que la crisis económica tiene la marca España y no tiene visos mediatos de que desaparezca, máxime viendo los presupuestos cada vez más mermados dedicados a la salud de las personas.

‘La farmacología que avanza a pasos agigantados investigando y creando nuevos fármacos’

La investigación en farmacología siendo importante no está completa sin la adecuada normativa que le dé la carta de naturaleza que necesita para que los resultados de las investigaciones y de los nuevos avances en el terreno de los medicamentos tengan la debida aplicación. La farmacología, como el resto de las disciplinas y de los aspectos cotidianos de la vida no tendrían aplicación si no están regulados, sin unas normas que le dirijan al éxito.

Los vaivenes que se producen con los cambios políticos no ayudan a que la sanidad mejore en nuestro país; es más, la calidad media de los ministros que han ocupado esa cartera es mediocre, salvo raras excepciones, y repercute directamente tanto en los dineros asignados como en la confianza de la ciudadanía.

La digitalización, tarjetas electrónicas, inteligencia artificial, tecnología de diagnóstico de nueva generación, todo ello no debiera sustituir nunca al profesional que con su dedicación y calor son capaces de calmar y curar. Cuestión aparte es cómo arreglar la falta de profesionales en el mundo de la salud.

Se viene hablando de la humanización de las profesiones sanitarias, es posible que ello sea importante ¿quizás porque se hayan dejado llevar hacia la deshumanización?

Las comunidades autónomas con sus administraciones sanitarias quieren volver a tomar el camino del profesional atento y humano que haga de contrapeso con la tecnología que avanza mucho más deprisa que el propio sentir de los profesionales por mucho que se empeñen en hacerlo bien; para ello, hace falta una adecuada política de personal, presupuesto adecuado y tiempo para poder desarrollar el trabajo diario.

Hablar de farmacia es hablar de soluciones que, salvo excepciones, encuentran en el medicamento un punto de alivio óptimo para su malestar o la enfermedad. La investigación y el enorme presupuesto destinado por las compañías farmacéuticas a tal actividad dan la medida del compromiso que el sector farmacéutico tiene con la sociedad, cada vez es mejor valorada.

Si además de ello descendemos a la farmacia comunitaria, tendremos el ejemplo perfecto de lo que es un servicio a la sociedad; una profesión cercana, útil e imprescindible que se ha sabido ganar la confianza de ciudadanos y pacientes.

Desde ASEDEF hemos acompañado al sector durante todo este tiempo, involucrándonos en los avances comentados forjando alianzas; hemos tratado de formar a profesionales, también de abogar por una legislación adecuada y justa al momento social en el que se produce conforme a la responsabilidad estatutaria de ASEDEF.

Desde esta perspectiva debo concluir que han sido 25 años que han merecido la pena y espero que el futuro nos depare cordura, inteligencia y buen gobierno para seguir avanzado por los caminos de la salud de los pacientes.

Por último, quiero agradecer desde aquí a cuantos nos han acompañado y confiado en nosotros pidiéndoles que sigan confiando en una asociación que procura el bien social con un entorno amable y justo.